Gobierno perfecto o gobierno real

Blanco Valdés, profesor, experto en constitucionalismo y columnista de La Voz es una persona a la que siempre leo. En muchas cosas estoy de acuerdo. Y en otras (no cabe otra continuación a esta entrada) no.
Critica, con toda la razón, un sinfín de gastos inútiles y/o superfluos en los que incurren las Administraciones Públicas. Demanda también la imprescindible reforma del sistema para su racionalización y su simplificación. Pero hay algunos detalles que diferencian un gobierno puramente racional de un gobierno que mejore a sus conciudadanos.

Noitebús
Dice el columnista: "Lo lógico sería mantener el servicio, pero a precio de mercado, pues quien dispone de dinero para gastárselo en copas seguro que puede reservar una parte para pagarse el autobús". Con toda la lógica. Pero el gobernante tiene que ponerse en situación. Tiene que ponerse en la piel de un chaval joven, con los amigos, con la posibilidad de seguir la fiesta, de seguir charlando con esa persona que acaba de conocer y le gusta, con unos euros en el bolsillo y la decisión de subirse al autobús a precio de mercado (6 euros, por ejemplo) o estar un rato más, y volver en el coche de un amigo o en el suyo propio (que le saldrá gratis).
La reducción de muertos en la carretera ha evolucionado de manera muy positiva en los últimos años. También entre los jóvenes. Los noitebús y su facilidad para usarlos (facilidad en horarios, rutas y precios) ha contribuido a este éxito. No deberíamos de tocarlo. Se equivoca Blanco Valdés y se equivoca la Xunta. Todos tenemos un caso cercano. En el mío fue mi primo, Ángel, un chaval estupendo, que se mató cuando llevaba a un amigo a casa.

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